Origen del Border Collie
El origen de esta raza de perro, tal y como la conocemos hoy en día, está en la frontera entre Escocia e Inglaterra, concretamente en Northumberland. Su nombre se debe a esta misma característica histórica. Border significa frontera, mientras que Collie significa útil.
La raza surge aproximadamente en el siglo XVIII, pero algunos datan su existencia en el siglo XVI. Aunque algunos dicen que fue introducido por las tribus galas en los primeros cinco siglos antes de Cristo, lo cierto es que el Border Collie, tal y como lo conocemos en la actualidad, surge en la frontera entre Escocia e Inglaterra, como ya decimos.
Tamaño
Los machos miden hasta 55 cm y pesan hasta aproximadamente 30 kg. Las hembras suelen ser más pequeñas y ligeras.
Su aspecto recuerda al de un perro pastor australiano de menor peso, aunque, en lugar de la característica cola corta del australiano, los border collies tienen una cola más larga que les llega hasta los corvejones. La cabeza es como la de un collie, y el cuerpo es ligeramente más alargado que alto. Las orejas están erguidas con las puntas caídas, lo que les da un aspecto alegre y vivaz.
Colores
Algunos border collies tienen un pelo áspero de aproximadamente 8 cm de longitud, mientras que otros tienen un pelo liso de aproximadamente 2,5 cm. Se presentan en distintos colores, como negro y blanco, rojo y blanco, negro y gris, negro liso y tricolor, varian tambien los colores de ojos, pueden ser negros azules o marrones.
Carácter
Los border collies son perros activos y trabajadores que viven mejor en el campo. Si están confinados sin actividad ni compañía, estos perros no tardarán en volverse infelices y en adoptar comportamientos destructivos. La raza es muy inteligente, aprende con rapidez y responde bien a los elogios.
Dados sus instintos de pastoreo, son protectores con su familia y territorio y resultan excelentes perros de guarda. Cuidarán de los niños de la familia. Aunque se llevan bien con los niños y otras mascotas con las que crecen, pueden ser reservados y en ocasiones bruscos con los extraños, mordisqueándoles los talones como si estuviesen guando ovejas.